

En mayor o menor medida, los movimientos hacia el universo abierto (Open Banking, Open Finance, Open Investment y similares) también han contribuido significativamente a impulsar lo que ahora se denomina NextGen Core Banking, o la próxima generación de core bancario. Aunque muchos consideran que se trata de un cambio importante, también debemos preguntarnos: ¿se trata realmente de un nuevo paradigma para los bancos tradicionales y los neobancos digitales, o estamos asistiendo a una evolución continua de tecnologías ya presentes en la modernización del core bancario?
“En mi opinión, no se trata de un nuevo paradigma. Es innegable que se está produciendo una transición histórica: de los procesos basados en papel a los sistemas digitales actuales. Mientras que las instituciones tradicionales se enfrentan a retos impuestos por sus sistemas heredados y sus limitaciones en una era tecnológica que avanza rápidamente, los bancos nacidos digitales y nativos de la nube tienen la capacidad de ser más ágiles y rápidos en cuanto a oportunidades y ofertas a sus clientes.”
Lo que denominamos NextGen Core Banking engloba el desarrollo de plataformas nativas en la nube con una arquitectura flexible, vanguardista, escalable y componible
Utilizando microservicios como "bloques de construcción", permiten a los usuarios empresariales crear nuevos recursos empresariales componiendo nuevos microservicios, en una cadena virtuosa. Todo ello con procesamiento por lotes, transacciones en tiempo real, proporcionando actualizaciones inmediatas a las cuentas de los clientes y permitiendo transferencias de fondos, pagos de facturas y otras transacciones financieras más rápidas.
Dentro de todo lo que he descrito hasta ahora, ¿qué se puede considerar "NextGen Core"? Aunque algunos pueden percibir este término como si tuviera un fuerte componente de marketing, es importante reconocer que las tecnologías que subyacen a esta tendencia ya se están aplicando a escala mundial en los procesos de modernización. El desarrollo tecnológico es continuo, y lo que hoy consideramos innovador podría convertirse en legado dentro de unos años. Sin embargo, la clave aquí es cómo las instituciones están integrando estas herramientas para transformar sus operaciones.
Los resultados de una encuesta realizada por Cedar-IBSi FinTech Lab mostraron que más de la mitad (54%) de los encuestados consideran que los microservicios y la conectividad API son los atributos más importantes del llamado NextGen Core Banking. Otro 23% considera que las capacidades de extremo a extremo son las más relevantes, seguidas de las capacidades nativas de la nube (21%) y el flujo de trabajo integrado (2%). Viendo estas cifras, no veo nada sobre la generación venidera. Al contrario: son temas de actualidad hoy en día.
Puedo decir que tales hallazgos y cambios están en curso y, en mi opinión, no representan necesariamente una ruptura total del paradigma o algo completamente novedoso, pero sí muestran una evolución importante: lo que está cambiando no es solo la tecnología, sino la mentalidad y la estrategia de las instituciones financieras.
El valor real de NextGen Core Banking no reside únicamente en la tecnología, sino en cómo estas plataformas permiten una profunda transformación de los modelos operativos y la interacción con el cliente.
La verdadera transformación pasa por adoptar una visión centrada en el cliente, no en el sentido tradicional que ha existido durante décadas, sino en un enfoque renovado que aprovecha las capacidades de los ecosistemas abiertos, la integración a través de API y la transparencia radical de los servicios financieros. Este enfoque no es sólo una adaptación de las tecnologías actuales, sino un cambio profundo en la forma en que los bancos interactúan con sus clientes y optimizan sus operaciones. La banca del futuro, tal y como la estamos viendo desarrollarse, avanza hacia un modelo flexible, componible y nativo de la nube que sitúa al cliente en el centro de una red de servicios interconectada y abierta.
Lo que realmente transformará la banca del futuro no es solo la adopción de nuevas tecnologías, sino una reconfiguración completa del modelo bancario, donde clientes, datos y ecosistemas abiertos convergen de forma tan integrada que en 2030 la banca actual parecerá obsoleta. Los bancos que se atrevan a liderar este cambio no solo sobrevivirán, sino que redefinirán el sector, anticipándose a las necesidades de los clientes antes incluso de que estos las conciban.
